1.- Invitación.- Muy buenos días maestros,
el evangelio que vamos a meditar muestra que estamos acabando el tiempo
pascual. Jesús lleva algunos días despidiéndose de sus amigos, y ha aprovechado
para recordarnos quién es Él. Se nos ha presentado como Buen Pastor, puerta
para las ovejas, luz, camino, amigo (no
los llamo siervos, sino amigos), y se ha despedido diciendo
que nos conviene que Yo
me vaya.
La ausencia de Jesús (justamente el domingo de ayer
acabamos de celebrar su Ascensión al cielo) seguramente desarmó a los
Apóstoles. Tendrían que aprender a vivir sin Jesús, pero, por otra parte,
estimula nuestro deseo de verle de nuevo. Y ese deseo nos ayuda a crecer en la
fe.
2.- Palabra de Dios
Evangelio de hoy
Lectura
del santo evangelio según san Juan (16, 29 – 33):
En
aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús:
«Ahora
sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no
necesitas que te pregunten; por ello creemos que has salido de Dios».
Les
contestó Jesús:
«
¿Ahora creen? Pues miren: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en
que se dispersarán cada cual por su lado y a mí me van a dejar solo. Pero no
estoy solo, porque está conmigo el Padre. Les he hablado de esto, para que
encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán luchas; pero tengan valor: yo he
vencido al mundo».
Palabra del Señor.
3.-
Reflexión.-
Nuestra fe no puede ser siempre la
misma. No podemos usar la fe de los 8
años cuando tienes 28, 38 o 78. Así como no usamos la ropa de niño cuando somos
adultos. Hay una evolución en el conocimiento de Cristo, que tiene que notarse
en nuestro compromiso. En cómo vivimos.
Si nos tomamos en serio el seguir a
Cristo, seguro que tendremos problemas con nosotros mismos, en primer lugar, y
con los demás, después. Pablo estuvo tres meses dialogando con algunos, para
convencerlos. Seguro que lo hizo con paz, a pesar de todo. Porque Cristo estaba
con Él, y Cristo ha vencido al mundo.
Diálogo
entre un recién convertido a Cristo y un amigo no creyente.
- ¿De modo que te has convertido a
Cristo?
- Sí.
- Entonces sabrás mucho sobre él. Dime:
¿en qué país nació?
- No lo sé.
- ¿A qué edad murió?
- Tampoco lo sé.
- ¿Sabrás al menos cuántos sermones
pronunció?
- Pues no... No lo sé.
- La verdad es que sabes muy poco, para
ser un hombre que afirma haberse convertido a Cristo...
- Tienes toda la razón. Y yo mismo estoy
avergonzado de lo poco que sé acerca de Él. Pero sí que sé algo: hace tres
años, yo era un borracho. Estaba cargado de deudas. Mi familia se deshacía en
pedazos, mi mujer y mis hijos temían como un nublado mi vuelta a casa cada
noche. Pero ahora he dejado la bebida, no tenemos deudas, nuestro hogar es un
hogar feliz, mis hijos esperan ansiosamente mi vuelta a casa cada noche. Todo
esto es lo que ha hecho Cristo por mí. ¡Y esto es lo que sé de Cristo!
(El
Canto del Pájaro p. 146. Anthony de Mello S.J. Sal Térrea. Santander 1982)
Alejandro,
C.M.F.
4.- Medita.- ¿Tengo valor para vivir de acuerdo
a una fe que corresponda a mi edad?
“Por fin Jesús les habla claro a sus
discípulos”. Porque no habían entendido, a pesar de tener ojos no veían. Pide
la presencia del Espíritu Santo y medita ¿Qué certezas me ha dado Dios y aun no
me he dado cuenta de ella?
A los discípulos les motiva la
certeza, también podríamos decir, a nosotros nos gustan nuestras certezas,
¿Ante mis alumnos que certezas tengo? A
Jesús en cambio lo motiva la confianza en su Padre.
La confianza de los discípulos en sus
certezas no les servirá ante las dificultades y ante la hora de la Pasión
dejarán solo al Maestro, Jesús ante el miedo, se mantiene firme en la confianza
en su Padre, que nunca lo dejará solo.
5.- Oración.- JESÚS SUBE A LOS CIELOS
La última alegría
fue quedarte marchándote.
fue quedarte marchándote.
Tu subida a los cielos
fue ganancia, no pérdida:
fue bajar a la entraña, no evadirte.
fue ganancia, no pérdida:
fue bajar a la entraña, no evadirte.
te vas sin alejarte,
asciendes y te quedas,
subes para llevarnos,
señalas un camino,
abres un surco.
Tu ascensión a los cielos
es la última prueba
de que estamos salvados,
de que estás en nosotros
por siempre y para siempre.
es la última prueba
de que estamos salvados,
de que estás en nosotros
por siempre y para siempre.
Desde aquel día la tierra
no es un sepulcro hueco,
sino un horno encendido:
no una casa vacía,
sino un corro de manos:
no una larga nostalgia,
sino un amor creciente.
no es un sepulcro hueco,
sino un horno encendido:
no una casa vacía,
sino un corro de manos:
no una larga nostalgia,
sino un amor creciente.
Te quedaste en el pan,
en los hermanos,
en el gozo, en la risa,
en todo corazón que ama y espera,
en estas vidas nuestras
que cada día ascienden a tu lado.
en los hermanos,
en el gozo, en la risa,
en todo corazón que ama y espera,
en estas vidas nuestras
que cada día ascienden a tu lado.
(José Luis Martín Descalzo, Via lucis)
Pido a Dios que no me
deje quedarme en las certezas que me dan seguridad sino que me sepa abrir a la
confianza del Padre que me recibe.
Padre nuestro…
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